jueves, 19 de julio de 2012

¡Asturies!

En noche cerrada cruzamos el límite entre Cantabria para llegar a Asturias. Infinitas deudas con la "tierrina" desde, hacía ya, demasiado tiempo.


No podría definir de modo certero los sentimientos de ver aquellas sempiternamente verdes montañas, de los infinitos manzanos (gracias Simon por hacérnoslo saber, jaja); el mar Cantábrico con su indómita furia; la amabilidad de los paisanos...

Nada de ello se hubiera disfrutado sin tener los amigos que tengo, en éste caso, Simon "hay viento" Heske y Fredy "correíto" Marley. Ellos hicieron posible que llegásemos hasta donde yo no había siquiera soñado en los últimos veinte años.

Ni que decir, el "salvajismo" de la noche gijonesa será algo que siempre me aconpañará, cientos y cientos de criaturas escanciando y bebiendo como si mañana tan solo tuviese como fin seguir escanciando y bebiendo.

En el hotel vimos un curiosísimo cartel (volveré en breve con el álbum exclusivo a carteles, el cual nació en el Estado de la Florida dos años atrás), que advertía sobre el peligro de las gaviotas en la ciudad, no dejar ningún objeto en las ventanas...Comprendería muchas horas más tarde como decenas de las mismas "patrullaban" las calles  por aire y tierra lanzando amenazas sonoras a los tambaleantes batallones de escanciadores de regreso al hogar.

Las temperaturas, tanto terrestre como del mar, sorprendentemente más elevadas de lo imaginado, lo cual nunca termina de agradecerse.


Surfing, risas, coche cuesta arriba, caminito cuesta abajo: "Ahí las condiciones son buenas, eh, poco viento..." A la hora de las comidas, las raciones son abundantes, casi siempre bañadas en culines...En muchísimas ocasiones me habréis oido decir y/o escribir aquello de "Hay que estar atentos".Pues bien, tras chorizos a la sidra, fabada, escalopines al cabrales y botellitas de sidra, hay que estar atentos, ¡jaja!


Creo que por ahora no me apetece escribir más, así que buenas noches, y que soñéis con cosas lindas.

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