Tras ir al Norte desde el Sur para regresar al Centro desde el Norte para posteriormente volver al punto inicial tan solo son necesarios los siguientes condicionantes: "el surfmovil", ilusión por encontrar lo que no se tiene, euros para pagar un bocata de pollo crudo con cartílagos, una parada en Villacastín para hacerse una foto donde nadie en su sano juicio la haría jamás, y algún otro que ya no recuerdo...
La llegada a Santander, tras incontables horas recorriendo pueblos inexistentes de la Submeseta norte, sería la primera etapa del viaje propuesto meses atrás. Ciudad aristocrática donde se apreciaría el aire acomodado de aquellos a los que parece no afectar casi nada. En la noche conoceríamos la amabilidad de las criaturas que poblaban el lugar: terrazas, tapas, Arehucas, chupa-chups hasta un "paseo" por la zona vieja a horas poco prudentes para temerosas almas.
No me cansaré de mencionar la hospitalidad y amabilidad de las gentes norteñas, algo siempre oido pero apenas comprobado por estar casi siempre en tierras donde el sol reina sin discusión.
Al siguiente día, visita al palacio de la Magdalena, tremendas vistas junto a bosque, mar, viento y réplicas de las carabelas que cruzaron siglos atrás un océano para crear un universo nuevo.
Tras cruzar la bahía en barco, dirección Somo, desembarco, búsqueda de tablas y primer baño en el Cantábrico: "Te sienta bien. Estás de vuelta en casa" Y la verdad es que sí, me sentí como si siempre hubiese estado allí.
Al final del día, llegaría el tercer expedicionario, conocido, entre otros, con el nombre de Mr Marley: rumbo a la patria chica: Asturias...
Los ojos comienzan a nublarse, se decide que Morfeo tome posesión de nuestras almas...
inevitablemente queda la intriga sobre la foto en el extraño lugar!!
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